De entre las diversas teorías de la psicología social, el término “vínculo” queda conceptualizado por Pichón-Riviere como “la forma en que una persona se relaciona con las demás, estableciendo un modo de relacionarse entre ambos comunicantes, que va a ser única entre ellos dos”.
El músico profesional, como cualquier otro ser humano, ejerce su laboral en un contexto predominantemente social; crea vínculos y establece relaciones a nivel mental, emocional y conductual. Toda esta red de relaciones sociales, tienen un impacto en él, en su vida cotidiana y en su salud.
En base a un estudio realizado recientemente, sabemos que generalmente, el futuro músico profesional va a crecer rodeado por la música. El primer contacto tiene lugar en la infancia, durante la cual va a empezar a dedicarse a la música como actividad de ocio y aprendizaje, bien por vocación o por tradición familiar. Desde ese momento y con el paso del tiempo, va a crear unos vínculos, unas creencias, una forma de relacionarse con la música y con otros estudiantes, que tendrán un peso importante en el bienestar personal y en su labor musical como artista adulto. Es por ello que, cuando el músico llega a la vida laboral las relaciones con sus compañeros músicos y no músicos, se apoyan en estos vínculos y creencias, construidos durante su infancia y juventud.
La labor profesional del músico también juega un papel importante en el ámbito de las relaciones sociales personales. Su vida íntima puede verse favorecida, pero la labor musical también puede impedir al músico ser participe en momentos familiares o producir “conflictos de dedicación”.
El músico de orquesta crea además vínculos con contextos más amplios, por ejemplo, su orquesta como identidad, la orquesta como grupo de personas, los directores e incluso con el público, siendo la calidad de estas relaciones vital para el desempeño de su labor profesional.
En nuestro trabajo diario vemos que el vínculo con la música resulta vital. La música queda definida por los músicos como “la piedra central alrededor de la cual gira mi vida” o “una fuente de crecimiento personal y espiritual”.
Desde esta perspectiva, observar al músico como un individuo que establece vínculos y relaciones, en las que la música como arte y actividad ocupa un lugar privilegiado, podría ofrecer nuevos aspectos a considerar. Cuando trabajamos con orquestas y bandas profesionales abordamos todos estos aspectos con la finalidad de mejorar la vida personal y profesional del músico. Esta intervención se realiza trabajando conjuntamente con él y la entidad musical esos aspectos emocionales, cognitivos y conductuales a los que apuntó Pichón Riviere. Este trabajo consigue mejorar la calidad de la atmósfera de trabajo y repercutiendo en la calidad artística del conjunto y del músico de forma individual.
Fco Fermín Galduf
