28 abril, 2019

Innovatrombone presenta: Historias de un «Bolo-ero», del trombonista David Pérez.

David Pérez nos ha hecho llegar este interesante artículo y nos cuenta en primera persona su experiencia interpretando el conocido solo para trombón del Bolero de Maurice Ravel.

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Desde Innovatrombone tenemos el gusto de presentarles el artículo: Historias de un «Bolo-ero», del trombonista David Pérez Zarzo.

David Pérez, es actualmente profesor de trombón en el Conservatorio Profesional de Música de Teruel y nos ha hecho llegar este interesante artículo, en el que nos cuenta en primera persona su experiencia interpretando el conocido solo para trombón del Bolero de Maurice Ravel.

David Pérez Zarzo:

Historias de un «Bolo-ero»

A principios de la última semana del mes de marzo recibí unos audios de Whatsapp de un amigo para ofrecerme tocar el ‘’Bolero’’ de Ravel con la orquesta de su sociedad musical en el concierto que se celebraba ese fin de semana. Cuando escuché el ofrecimiento me lo tomé con muchísima motivación, máxime cuando la evolución de mi trayectoria musical en estos últimos años ha ido encaminada hacia la enseñanza, lo cual se presentaba ante mí una de las pocas oportunidades que vaya a tener en mi carrera para volver a tocar este solo (la única vez que lo toqué fue en la Orquesta de la Universidad de Valencia en mi etapa de formación, cuando tenía unos 21-22 años, hace más de diez años, donde recuerdo que lo pasé bastante mal).

Así que me puse manos a la obra y empecé a preparar ese momento desde la mañana siguiente. Un calentamiento suave y un estudio de, para mí, los elementos técnicos más importantes que tiene ese solo. Lo mismo hice la mañana siguiente, hasta que me di cuenta de que realmente el solo me lo sabía (las veces que lo habré estudiado en mi casa y tocado en pruebas…), y que lo único que tenía que afrontar son las sensaciones físicas que producen un solo de tal calibre y responsabilidad. Así que más que estudiar tocando, los días previos al ensayo me dediqué a trabajar el solo sin tocar, para intentar sentir sensaciones de relax en la respiración y en el movimiento del aire. Creía que si conseguía encontrar esas sensaciones estudiando de esa forma, me iba a ir mucho mejor cuando lo tocase sentado en la silla de la orquesta.

Así que tras este tipo de estudio, la tarde anterior al ensayo (el ensayo era la misma mañana del concierto, que sería a final de la tarde) decidí escuchar algunas versiones de Youtube. Al escuchar la versión de Ian Bousfield (casi nada…) de repente noté cómo mis pulsaciones empezaban a acelerarse. Me resultó tan sorprendente, a la vez que significativo, que pensé que el control de la ansiedad era otra sensación física que debía trabajar antes del ensayo para intentar controlarla lo mejor posible. Así que busqué el video del concierto entero para ponerme en situación, al mismo tiempo que estudiaba la obra para saber en qué momento se tocaba el solo. Me quedaría corto explicando en palabras cómo mis pulsaciones fueron poco a poco a más hasta el momento del solo solamente estando sentado en el sofá de mi piso (otra prueba de que esta profesión es un deporte más…). Así que en el momento en el que interpreté solamente con aire el solo emulando a Bousfield (osadía la mía) tuve la oportunidad de aplicar las sensaciones de relax que había estado intentando encontrar estos días en la respiración y en el aire en una situación lo más parecida a una interpretación real, con las pulsaciones a mil. Sinceramente creo que es la mejor parte de mi estudio personal de toda la semana.

A la mañana siguiente me desperté sobre las 8 a.m. Me sentía relajado y tranquilo. Intenté entretenerme en cosas que me gustan, como vídeos del programa ‘’la Resistencia’’, antes de desayunar y ducharme. Posteriormente calenté para llegar al ensayo con el cuerpo activado. Al llegar allí continué calentando. Tenía buenas sensaciones, así que me dediqué a practicar los que para mí son los aspectos técnicos más destacados del solo: el ataque del primer Sib, el comienzo de la primera frase para encontrar el estilo cantábile y legato, y la transición al registro medio-grave de la última frase para encontrar la velocidad de aire correcta. Inmediatamente me di cuenta de que la entrada del solo es importantísima, la que te da ese subidón al notar que el ataque ha entrado, para posteriormente continuar concentrado y con confianza. Así que antes de empezar el ensayo realicé un ejercicio de ataques en el primer Sib para encontrar la respiración rítmicamente y la acción del aire y la lengua en la emisión. Conseguí un buen resultado, lo cual me dio confianza y seguridad. A ello ayudó el encontrarme con gente conocida, antiguos compañeros de clase y de  trabajo y el buen rollo que había en la agrupación.

Mientras escuchaba los solos de los demás instrumentos me alimenté musicalmente de ellos a la vez que intentaba disfrutar de sus versiones. Esto no impidió que mis pulsaciones fueran a más como el día anterior, pero con la diferencia de que, para mi sorpresa, no me estaban condicionando negativamente. El ejercicio de la tarde anterior me sirvió para convivir con ellas en ese momento, así que cuando toqué el solo, dentro de ese punto de tensión que se tiene mientras se toca, conseguí controlar esa ansiedad. Del resultado de ese primer pase estoy muy satisfecho salvo algunos detalles de afinación, conseguí controlar muchas de las sensaciones que había estado experimentando a lo largo de la semana y me sentí con mucha confianza.

La versión podéis escucharla en este enlace: VÍDEO

Tras un primer ensayo de toda la obra, el director decidió volverla a ensayar. Era algo que no me esperaba, pero a lo que tenía que reaccionar de inmediato ya que después del primer pase había soltado gran parte de la adrenalina que tenía dentro. Justo antes de los tuttis anteriores al solo de trombón, el director detuvo el ensayo y se dirigió a mí para preguntarme si quería pasarlo otra vez. Para no hacerle un ‘’feo’’ le dije que sí. Error. Error porque, siendo sincero, no sentí necesidad ya que había encontrado las sensaciones que quería. Además, si el director hace una pregunta de ese tipo a algún músico se tiene que responder atendiendo a las propias necesidades y, francamente, tras pasar el solo tanto como solista como en los tuttis, tampoco tenía ninguna necesidad de tocarlo nuevamente y cargarme más para el concierto. Lo que ocurrió fue que la preparación a nivel de concentración no fue la misma que en el inicio del ensayo y, sumado a la relajación y la excesiva confianza en la que caí tras un primer pase bueno, no realicé una buena respiración y fallé el primer ataque, y más adelante otra nota más de la primera frase. La lección fue que, ante una situación de responsabilidad no se puede caer en la relajación y en el exceso de confianza por mucho que la controles, porque esa falta de activación o tensión o como lo queráis llamar te juega una mala pasada, y más cuando no se tiene el hábito de sentarse en una silla con regularidad como es mi caso. Sin embargo, en vez de caer en un estado de preocupación, realicé un análisis de lo sucedido e inmediatamente borré esas malas sensaciones de mi memoria. Lo que tenía claro es que tenía que quedarme con las buenas y, a modo de reforzarlas, cuando llegué a mi casa realicé un pase sin trombón, tomando buenas respiraciones y moviendo constantemente el aire y colocándolo según la forma del fraseo.

Como anécdota, al terminar el ensayo me enteré de que el concierto era en el teatro de la sociedad eterna rival. Estas circunstancias hubieran dado un morbo que te cagas en el ambiente musical de la zona en las décadas centrales del siglo anterior. Como jugar un Barça-Madrid en el campo del equipo rival o, para hacer un símil más realista, que alguien del Valencia o el Atleti estuviese cedido en uno de esos dos equipos para jugar ese partido en el campo del eterno rival. Por suerte, estas anécdotas son meras tonterías hoy en día y, además de que no me afectó para nada una circunstancia así, entre los propios músicos de ambas sociedades se toman estos festivales y su rivalidad musical de una forma tan sana que a estas anécdotas no les faltan su toque de humor.

Tras un descanso de varias horas y momentos de relax viendo vídeos, me fui al concierto. Realicé un calentamiento similar al de la mañana. Tenía buenas sensaciones. Estaba descansado, no sentía carga en la embocadura del ensayo matutino, por lo me auguraba una buena interpretación. Momentos antes de entrar al escenario me relajé hablando con mi compañero el trombón bajo, intenté vivir esos momentos con naturalidad, algo que creo que es fundamental ante situaciones de responsabilidad. Estar pensando en el solo o aislarse del ambiente no creo que sea un buen modo de afrontar un momento así porque sólo consigues meterte presión a ti mismo. Salir y tocar. Si falla, ha fallado y no pasa nada. Al fin y al cabo, el solo está controlado y no tiene por qué ir mal.

Durante el concierto, las pulsaciones actuaron de la misma forma que en el ensayo pero con más intensidad. Pero con el bagaje que había adquirido en los últimos días, las controlé mejor de lo que pensaba. Si encontraba la respiración que había estado buscando durante toda la semana para empezar el solo, tenía más de la mitad conseguido. Un ejercicio que realicé durante los solos anteriores es buscarla dentro del trombón al tirar el agua, realizándola junto al ritmo establecido por la caja y la cuerda. Creo que es una actividad que ayuda a relajarte a la vez que buscas la buena respiración dentro del ritmo de la obra. De hecho, conseguí tomar una buena respiración en el inicio del solo y el inicio fue bueno. Sin embargo, me noté los labios un poco abiertos y eso hizo que ‘’rascase’’ algunas notas.

Aquí tenéis el enlace a la versión del concierto:VÍDEO

Al terminar, tuve la sensación de que había cumplido con la responsabilidad que tenía a la vez que podría haber hecho una interpretación más pulida a nivel de seguridad pese a que el estilo resultó musical. Si tengo que achacar a algo en esos pequeños detalles es, por una parte, a no haberme reservado lo suficiente en el ensayo de la mañana, por otra, a la falta actual del hábito de enfrentarme semanalmente a un escenario y a situaciones de tal calibre, muy importante a la hora de tener la tablas necesarias para solventar las adversidades de forma sobresaliente, y por último, sentí cómo el rendimiento baja ante situaciones que no estás acostumbrado a afrontar. Quizá con unos años menos el cuerpo hubiese reaccionado mejor, pero la experiencia que he adquirido en esta semana y todo lo que he aprendido sólo es posible en un estado de madurez en el que me encuentro ahora mismo, donde lo importante no es tanto el resultado sino el proceso que he realizado para buscar el mejor resultado posible.

David Pérez Zarzo.

Perfil en Innovatrombone de David Pérez en el siguiente enlace: David Pérez

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